sábado, 26 de septiembre de 2009

LAS ROTACIONES


Implantado en el fútbol moderno desde hace años, la acumulación de partidos obliga a la mayoría de grandes equipos a apostar por las rotaciones. Nadie se acuerda ya de la quinta del buitre o del Milán de Sacchi, equipos recitados casi de memoria y que tenían casi siempre los mismos protagonistas en el césped.
En el fútbol, como en la vida, las modas se imponen y ahora se habla de saber manejar una plantilla, administrar el grupo, conseguir que cada uno asuma su papel y que todos en un momento determinado se puedan sentir protagonista. Nuevos estilos.
Como entrenador, apoyo las rotaciones como parte de la temporada y siempre he pensado que el éxito de un equipo es en gran medida parte de lo que pueden aportar los jugadores complementarios. Sin embargo, creo que las rotaciones tienen su tiempo y su espacio, siempre después de conseguir automatismos y siempre de manera gradual. Los equipos deben crecer a partir de una base estructural, una columna vertebral que maneje el estilo de juego e imponga los criterios defensivos u ofensivos que quiere conseguir el entrenador. En el camino, se deben introducir cambios pero que no alteren en la fase inicial del proyecto la solidez del once. A partir de la columna vertebral, que debe acoplarse y para eso necesita muchos minutos, dos, tres cambios en cada partido que no hagan resentir el estilo del conjunto. Sino, cambiar seis o siete jugadores por defecto retardan la creación de una idea de juego definido y además dificulta la sincronización, sobre todo defensiva del conjunto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario