jueves, 29 de abril de 2010
EL ARTE DEL CATENACCIO
Ayer, con pasión de madridista, volví a ver el catennaccio en su máxima esencia. Diez contra el mundo. Contra el mejor equipo del mundo. Achicando balones, perdiendo minuto y medio en cada falta, buscando desesperar al rival y conseguirlo, mantener las distancias defensivas, multiplicar las ayudas al compañero, morir en cada balón. Todo con una renta a favor. No lo olvidemos. Un plan, como otro cualquiera. Una defensa super trabajada, cerrando los pasillos interiores, posicionándose en línea de 6 cuando el balón estaba en banda, saliendo a tapar permanentemente a Xavi cuando recibía, estableciendo prácticamente marcas individuales en el área. Intensidad, solidaridad, coordinación defensiva, ayudas, fé y suerte. Porque la suerte también juega. Y casi siempre va con los italianos. Debe ser que la suerte valora el esfuerzo de las tropas romanas para defender su posición. Como si la vida les fuese en ello.
A cualquier aficionado le gusta ver el fútbol del Barça, a mi también, el fútbol del balón, de posesiones largas y desbordes imposibles, de ritmos colectivos de ataques permanentes y fantasía. Pero como dijo Mendilibar el años pasado al proclamar la superioridad del Chelsea ( y casi lo matan), el fútbol no sólo es tener el balón, no sólo es atacar y controlar el cuero. El control del juego lo tiene quien impone su estilo sobre el contrario. Con y sin balón. Y en los dos partidos el Inter ha impuesto su forma de jugar. En el primero, propiciando perdidas en zona de inicio y salidas rápidas sin dar tiempo al Barça a armar su entramado defensivo (de pressing y recuperación rápida) y ayer en el Camp Nou manejando los tiempos del partido, parando los ataques, cerrando espacios en veinte metros y corriendo lo necesario renunciando a atacar porqué suponía un desgaste de ida y vuelta. Todo sin balón. 75% de posesión frente a 25%. ¿Y qué?. La posesión estéril no es sino un engaño a la vista, una forma tramollista de creer q uno controla el juego pero porqué le dejan. Y es que el 75% de posesión se tradujo en pocas llegadas, pocos tiros, pocas oportunidades. El fin del fútbol de ataque al fin y al cabo. Y frente a un muro, atacar es muy difícil, sobre todo si el ritmo no es constante. No infravaloremos al catenaccio. Gusta o no. Pero es un estilo. Y un estilo ganador. Aunque muchos sigan sin querer verlo.
miércoles, 21 de abril de 2010
PUNTO PARA MOURINHO
En la lona. Trata el barcelonismo de encajar el golpe sufrido y mientras busca la manera de levantarse tras un mal primer asalto, los reflexivos hablan de un Barcelona flojo, los forofos se agarran al “crochet” antirreglamentario para explicar la derrota. Queda el segundo asalto. Y en el rincón de cuadrilatero, con media ceja partida y un dolor inmenso en su línea de flotación, debería el Barça, y el barcelonismo, dejar de exigir responsabilidades al colegiado y analizar sus propios errores. Que los tuvo. Corregir, y olvidarse de lamentar. Porque el fútbol, al fin y al cabo, siempre acaba dando lo que quita. Tarde o temprano. Y el Barcelona tiene la inmensa ventaja de ser mejor que su rival. Ahora toca demostrarlo.
Asomó el Barcelona en San Siro con su credo habitual pero renunciando a su 1-4-3-3 e introduciendo un doble pivote (Xavi, Busquets) con Keita como falso interior izquierdo. Pequeña excentricidad, o respeto a Maicon. Y aunque el dibujo libera a Messi, que arranca desde el centro y se mueve en cualquiera de los costados convirtiendo muchas veces el sistema en 1-4-3-2-1, lo cierto es que el Barça pierde amplitud en una banda, limita su circulación de balón a la conexión Messi-Pedro para desbordar y acumula demasiado músculo en la zona de creación. Eso benefició al Inter, que encontró un filón para las incorporaciones de Maicon sin miedo a su espalda. Con Etoo inmenso en las ayudas, pudo el lateral interista incorporar una y otra vez sin sufrir tras la perdida porque su espacio no fue explotado. Una vez lo hizo Maxwell y llegó el gol. Messi o Pedro volcados en ese costado podrían haber cambiado el partido. Mourinho, que protegió mucho al equipo la primera mitad, liberó a Maicon todavía más en el descanso y sus primeros quince minutos fueron un desdoblamiento continuo. Ahí sufrió el Barça, que fue incapaz de manejar los tiempos del partido, aunque dispusiese del balón.
Más allá del planteamiento de Mou, similar al de Pocchetino o Hiddink, con 1-4-2-3-1, pressing arriba y Sneijder sobre Xavi. Más allá de la disposición junta del conjunto italiano, sin espacios para el pase entre lineas, con ayudas permanentes y colectivas sobre Messi y más allá del impecable trabajo de Lucio y Samuel sobre Ibra, perdió el partido el Barça en la administración de la posesión. Perdidas absurdas en zona de inicio, sobre todo con 0-1, que pillaban siempre al conjunto de Guardiola a contrapie, sin margen para rectificar. Y es que el Inter robaba siempre donde quería, en zona de tres cuartos, donde el Barça buscaba su ensamblaje habitual. Tapado Xavi, el receptor del pase de los centrales era Busquets y el final era una perdida. A diferencia del Espanyol, el Inter robaba y hacía daño porque tiene velocidad, calidad y sobre todo a Milito, capaz de recibir cualquier pelotazo en banda, aguantar el balón y esperar la llegada en diagonales velocisimas de Pandev, Etoo o Sneijder. Cuando el Barça estaba pensando en presionar, el Inter ya había llevado el balón a zonas alejadas de la presión con un pelotazo a Milito y ahí el Barça sufre. Acostumbrado a presionar y robar, poco habituado a replegar para rearmarse, trató el Barcelona de matar el partido sin renunciar a su estilo, con fútbol de toque y posesión pero se olvidó de buscar oxígeno en Ibra. Para situaciones como estas se fichó al sueco, que debió ser receptor de muchos balones para escapar de la presión y a partir de ahí, construir desde segunda línea con muchos metros para recuperar y sin riesgo próximo si se perdía el balón. Uno de los problemas es que el Barça perdía ayer el esférico muy cerca de su portería, y el Inter, con dos pases, se plantaba en área rival. Ibra debía ser una solución y no lo fue.
El resultado, casi decisivo en cualquier otra eliminatoria, no debe ser sino un mero accidente para el Barcelona que en su Estadio, con la lección aprendida del plan de Mou y recuperando su versión mas poderosa en ambas bandas e introduciendo un alto ritmo de juego con balón debe pasar. Veremos.
martes, 20 de abril de 2010
MOURINHO CONTRA GUARDIOLA
Sueña el Inter, y los madridistas, con la pizarra de Mourinho para eliminar al mejor Barça de la historia. Y aunque la prueba de noviembre señaló distancias estratosféricas entre uno y otro equipo, una semifinal de Champions siempre es distinta. Sobre todo si el portugués está en el banquillo. Mientras Guardiola utiliza su laboratorio para crear fútbol anulando al rival desde el balón, buscando sus flancos débiles para atacar, trata Mourinho de trazar sus planes neutralizando las virtudes del rival desde la defensa sin balón y la recuperación para desesperar al contrario, robar, finalizar y reordenarse. En eso ha mejorado el Inter. Dos mundos distintos. Dos estilos, incluso en las formas. Frente a la humildad “desmedida” de Guardiola está la arrogancia “desmedida” de Mourinho. Poses, al fin y al cabo.
La incógnita de cómo jugará el Inter al Barcelona sigue a escasas horas del partido y todo el mundo espera un as en la manga de Mourinho. Un cambio de sistema, un sistema asimétrico, un invento. Tal vez se conforme el portugués con firmar un empate a cero en San Siro y buscar el pase sin ganar, empatando ambos encuentros pero marcando fuera. La clave de las eliminatorias actuales. Impedir que el rival marque fuera de casa supone un paso en cualquier duelo, máxime si se habla del Barça, pero salir a empatar contra un equipo como el de Guardiola suele ser normalmente la crónica de una muerte anunciada y sobre todo en el Nou Camp, un ejercicio de alto riesgo.
Habrá ojeado Mourinho una y otra vez los videos de los únicos equipos que han sido hasta la fecha capaces de parar al Barcelona y ponerle en jaque, sin mate final; Chelsea, Estudiantes y Espanyol. Los tres tienen un un punto en común; Anulan a Xavi, sufre el Barça. ¿Cómo? Situando un media punta que tape permanentemente al catalán en el inicio de jugada con un clásico 1-4-2-3-1 aunque eso conlleve conceder más libertad a Messi, apostando por 1-4-3-2-1 con una tela de araña que impida las incursiones de Messi por dentro, neutralize a Xavi en la creación pero despeje mucho el camino a Alvés en banda o al mismo Messi si cae a un costado. O, como hizo ya Mourinho en Stamford Bridge, maniatar al Barça desde el 1-4-3-3, desplazando a Etoo a banda y haciendo que el delantero centro (Milito) tape a Xavi en el inicio para dejar luego que se encargue de asfixiarle uno de los pivotes ofensivos. Asfixiar el juego del Barça desde arriba. Propuesta interesante pero de gran desgaste físico, con el peligro de dejar espacios excesivos en una mala sincronización del pressing (al Barça le basta una vez para llegar y matar) y con la necesidad de conservar algo el balón para manejar los tiempos del partido porqué no se puede vivir contra el Barça únicamente del pressing y la finalización rápida. Al final, acabas muriendo en la orilla. Puede incluso sorprender Mou copiando a grandes trazos el planteamiento de Estudiantes, introduciendo tres centrales y liberando a Maicon ante el peligro de que Guardiola busque ese costado.
En la otra esquina Guardiola, estratega ofensivo, que busca el jaque mate desde el juego elaborado, tratará tmb de jugar con Messi o Pedro buscando la banda de Maicon, de perfil ofensivo y donde puede encontrar petróleo el Barça en sus ataques si supera la primera linea de presión. Situar a Keita junto a Xavi para descargar del peso de iniciar el juego al catalán puede ser una apuesta más inteligente que colocar a Busquets y Touré como escuderos.
Propuestas, planteamientos, movimientos posibles, meras especulaciones. El tablero ya está preparado y la partida no ha empezado. Las fichas blancas las tiene el Barça. Favorito claro. Pero ojo a los movimientos de Mou. Partido para grabar. Y sobre todo aprender.
martes, 23 de marzo de 2010
EL DIOS DEL FÚTBOL
miércoles, 10 de marzo de 2010
NOVENTA MINUTOS EN EL BERNABEU SON MOLTO LONGO....
miércoles, 3 de marzo de 2010
LOS CRÍTICOS
jueves, 22 de octubre de 2009
RADIOGRAFÍA DE UN EQUIPO EN CONSTRUCCIÓN
No se construyen los equipos desde la impaciencia, desde el resultado a corto plazo o desde la presión del entorno. Vive el Madrid días de zozobra, azotado por las portadas de los medios madrileños que ya dictan sentencia. Dudan de Pellegrini, como no, inmortalizan a Raúl, asfixian a Benzema y dedican demasiado tiempo a quien no está, C. Ronaldo.
Han bastado dos derrotas para que la prensa dilapide la confianza de un entrenador que en tres años en España ha logrado objetivos impensables para el Villarreal y los columnistas de diario, esos que siempre ganan viendo los toros desde la barrera, que dedican elogios o torpedos en función del tirón mediático de cada cual se entreguen a dar la pócima mágica que remedie los males de un equipo sin identidad. Si Pellegrini allí tuvo tiempo, libertad y personalidad, aquí, el tiempo se acaba, la libertad no sabemos si existe y lo único a lo que puede agarrarse es a la personalidad de mantener sus ideas sin dar tumbos en función de lo que piense u opine el entorno. Y claro, a no encerrarse en que todo va bien cuando va mal pero desde su autocrítica, no la que hacen los demás.
Y siendo cierto que el Madrid es un equipo en construcción, no es menos cierto que hace años, muchos más de los que lleva Pellegrini, apenas dos meses, que el Madrid no tiene nada. Es un gigante con pies de barro. Desde el estilo (para que se quería a Wenger sino), desde la paciencia, desde el rumbo fijo, desde la idea de crear algo concreto, los equipos deben empezar a caminar, avanzando y retrocediendo, recogiendo y desechando, hasta dar con la tecla que permita convertir buenos jugadores en equipo.
Opinando desde el respeto de ver las cosas desde fuera, hay carencias que sobresalen y que evidentemente, imagino que se trabajan en mejorarlas aunque tal vez, sólo tal vez, la cuestión sea de planificación:
1- Si el Madrid apuesta, como parece, en llevar el balón a campo contrario para atacar rápido y convertir la circulación horizontal en verticalidad y velocidad, es evidente que debe buscarse continuamente la finalización para dar tiempo a rearmarse, el pressing tras la perdida para evitar que nos ganen la espalda y sobre todo, la transición ofensiva de todas las lineas para juntarse en campo contrario y no partir al equipo,eso que siempre ha sucedido históricamente en Chamartín. ¿Tiene el Madrid los jugadores adecuados para esa fase defensiva?
2- El talento de la zona de creación y finalización es tan indiscutible como discutible es la configuración de un equipo que sólo ataca por dentro, sin amplitud permanente, sin especialistas en banda (sólo Cristiano). Si no hay interiores, debe haber laterales. Y tampoco los hay.
Ramos ataca tan mal como defiende, equivoca casi siempre la elección en el pase (eso es la calidad al fin y al cabo), conduce cuando debe pasar y relentiza muchas veces el ataque del equipo. Además, pierde fiabilidad defensiva por pensar más en ir que en venir, en llegar que en volver lo que hace que llegue tarde, forzado y casi siempre sin tiempo para armarse. No aparecen las ayudas, ni el pressing que retarde el ataque del rival, ni el repliegue que permita respirar.
Y Marcelo? Un futbolista interesante en el bagaje ofensivo pero con una ausencia absoluta de fundamentos defensivos, de zona e intensidad, que hacen que no pueda nunca cumplir en situaciones de máxima dificultad. Porque no entiende de distancias entre la linea, porque nunca está pendiente de su espalda, ni tiene la intensidad necesaria para anticipar, porqué nunca se situa bien corporalmente para defender un 1 x 1, porqué no fija marca a medida que el balón se acerca a portería, porqué no va bien de cabeza……Parece este un empeño perdido e inexplicable. Gastándose 300 millones en reforzar la plantilla, ¿no hay otro lateral en el mercado?. La solución además permitiría liberar al propio Marcelo, que sufre lo indecible en cada embestida rival, en cada centro de banda contraria, en cada balón al area. El tener un buen lateral haría que tal vez las bandas ganasen en solvencia, ganando un interior puro para la causa, el citado Marcelo.
3- Y Raúl. El eterno debate. Raúl sí, Raúl no. El problema de Raúl no es Raúl en si mismo, sino que su presencia lo condicona todo. Condiciona el entorno, proraulista, condiciona el equipo y su forma de jugar y la duda es si condiciona también al entrenador. Porqué juega él y el equipo ya no es simétrico, hay un lado cojo que debe ocuparse, los espacios no se reparten con Benzema, más bien se superponen y lo que el consigue en el haber, el otro delantero casi siempre lo pierde en el debe. La duda es si su presencia ¿ mejora o no al equipo?, incluso ayer, donde fue el rey en el país de los tuertos. Incluso ayer, creo que no.