jueves, 29 de abril de 2010

EL ARTE DEL CATENACCIO

Me impactó por primera vez el catenaccio hará unos 10 años, en la Eurocopa 2000. Italia-Holanda. Corría el minuto 25, Italia se quedó con 10 por expulsión de Zambrota y Holanda disponía de un penalti para adelantarse. Lo falló. Con uno menos, los italianos aplicaron el catenaccio, sobrevivieron a otro penalti en la segunda parte que falló Kluivert y se dedicaron a defender con orden a la mejor Holanda (Overmars, De boer, Kluivert….) hasta forzar los penaltis. 125 minutos de partido. Casi 100 minutos con un hombre menos, sin tirar a puerta contraria, defendiendo con rigor, con experiencia y con fé. Un espectáculo, aunque muchos renieguen del fútbol defensivo. Supieron sufrir, apelaron a la épica y tras 125 minutos de impotencia Holandesa, los italianos se aferraron a Toldo y mandaron a la naranja mecánica para casa en la tanda de penaltis. El factor suerte, indispensable en fútbol. Lo que para muchos era un feo al fútbol, para mi fue una demostración de solidaridad, de esfuerzo, de trabajo colectivo. Ahí empezé a respetar el catenaccio. Y sus valores. Un recurso como otro cualquiera. Un arte, le pese a quien le pese. Porque la gente opina que defender es algo de poco valor. Se equivocan. Defender es un estilo lícito, sobre todo cuando se tiene una renta que mantener. Y es un lujo a la vista ver once jugadores defender como troyanos, como legionarios, como si la vida les fuera en ello. La recompensa es el fin. Y el fin justifica los medios.


Ayer, con pasión de madridista, volví a ver el catennaccio en su máxima esencia. Diez contra el mundo. Contra el mejor equipo del mundo. Achicando balones, perdiendo minuto y medio en cada falta, buscando desesperar al rival y conseguirlo, mantener las distancias defensivas, multiplicar las ayudas al compañero, morir en cada balón. Todo con una renta a favor. No lo olvidemos. Un plan, como otro cualquiera. Una defensa super trabajada, cerrando los pasillos interiores, posicionándose en línea de 6 cuando el balón estaba en banda, saliendo a tapar permanentemente a Xavi cuando recibía, estableciendo prácticamente marcas individuales en el área. Intensidad, solidaridad, coordinación defensiva, ayudas, fé y suerte. Porque la suerte también juega. Y casi siempre va con los italianos. Debe ser que la suerte valora el esfuerzo de las tropas romanas para defender su posición. Como si la vida les fuese en ello.
A cualquier aficionado le gusta ver el fútbol del Barça, a mi también, el fútbol del balón, de posesiones largas y desbordes imposibles, de ritmos colectivos de ataques permanentes y fantasía. Pero como dijo Mendilibar el años pasado al proclamar la superioridad del Chelsea ( y casi lo matan), el fútbol no sólo es tener el balón, no sólo es atacar y controlar el cuero. El control del juego lo tiene quien impone su estilo sobre el contrario. Con y sin balón. Y en los dos partidos el Inter ha impuesto su forma de jugar. En el primero, propiciando perdidas en zona de inicio y salidas rápidas sin dar tiempo al Barça a armar su entramado defensivo (de pressing y recuperación rápida) y ayer en el Camp Nou manejando los tiempos del partido, parando los ataques, cerrando espacios en veinte metros y corriendo lo necesario renunciando a atacar porqué suponía un desgaste de ida y vuelta. Todo sin balón. 75% de posesión frente a 25%. ¿Y qué?. La posesión estéril no es sino un engaño a la vista, una forma tramollista de creer q uno controla el juego pero porqué le dejan. Y es que el 75% de posesión se tradujo en pocas llegadas, pocos tiros, pocas oportunidades. El fin del fútbol de ataque al fin y al cabo. Y frente a un muro, atacar es muy difícil, sobre todo si el ritmo no es constante. No infravaloremos al catenaccio. Gusta o no. Pero es un estilo. Y un estilo ganador. Aunque muchos sigan sin querer verlo.

miércoles, 21 de abril de 2010

PUNTO PARA MOURINHO



En la lona. Trata el barcelonismo de encajar el golpe sufrido y mientras busca la manera de levantarse tras un mal primer asalto, los reflexivos hablan de un Barcelona flojo, los forofos se agarran al “crochet” antirreglamentario para explicar la derrota. Queda el segundo asalto. Y en el rincón de cuadrilatero, con media ceja partida y un dolor inmenso en su línea de flotación, debería el Barça, y el barcelonismo, dejar de exigir responsabilidades al colegiado y analizar sus propios errores. Que los tuvo. Corregir, y olvidarse de lamentar. Porque el fútbol, al fin y al cabo, siempre acaba dando lo que quita. Tarde o temprano. Y el Barcelona tiene la inmensa ventaja de ser mejor que su rival. Ahora toca demostrarlo.


Asomó el Barcelona en San Siro con su credo habitual pero renunciando a su 1-4-3-3 e introduciendo un doble pivote (Xavi, Busquets) con Keita como falso interior izquierdo. Pequeña excentricidad, o respeto a Maicon. Y aunque el dibujo libera a Messi, que arranca desde el centro y se mueve en cualquiera de los costados convirtiendo muchas veces el sistema en 1-4-3-2-1, lo cierto es que el Barça pierde amplitud en una banda, limita su circulación de balón a la conexión Messi-Pedro para desbordar y acumula demasiado músculo en la zona de creación. Eso benefició al Inter, que encontró un filón para las incorporaciones de Maicon sin miedo a su espalda. Con Etoo inmenso en las ayudas, pudo el lateral interista incorporar una y otra vez sin sufrir tras la perdida porque su espacio no fue explotado. Una vez lo hizo Maxwell y llegó el gol. Messi o Pedro volcados en ese costado podrían haber cambiado el partido. Mourinho, que protegió mucho al equipo la primera mitad, liberó a Maicon todavía más en el descanso y sus primeros quince minutos fueron un desdoblamiento continuo. Ahí sufrió el Barça, que fue incapaz de manejar los tiempos del partido, aunque dispusiese del balón.

Más allá del planteamiento de Mou, similar al de Pocchetino o Hiddink, con 1-4-2-3-1, pressing arriba y Sneijder sobre Xavi. Más allá de la disposición junta del conjunto italiano, sin espacios para el pase entre lineas, con ayudas permanentes y colectivas sobre Messi y más allá del impecable trabajo de Lucio y Samuel sobre Ibra, perdió el partido el Barça en la administración de la posesión. Perdidas absurdas en zona de inicio, sobre todo con 0-1, que pillaban siempre al conjunto de Guardiola a contrapie, sin margen para rectificar. Y es que el Inter robaba siempre donde quería, en zona de tres cuartos, donde el Barça buscaba su ensamblaje habitual. Tapado Xavi, el receptor del pase de los centrales era Busquets y el final era una perdida. A diferencia del Espanyol, el Inter robaba y hacía daño porque tiene velocidad, calidad y sobre todo a Milito, capaz de recibir cualquier pelotazo en banda, aguantar el balón y esperar la llegada en diagonales velocisimas de Pandev, Etoo o Sneijder. Cuando el Barça estaba pensando en presionar, el Inter ya había llevado el balón a zonas alejadas de la presión con un pelotazo a Milito y ahí el Barça sufre. Acostumbrado a presionar y robar, poco habituado a replegar para rearmarse, trató el Barcelona de matar el partido sin renunciar a su estilo, con fútbol de toque y posesión pero se olvidó de buscar oxígeno en Ibra. Para situaciones como estas se fichó al sueco, que debió ser receptor de muchos balones para escapar de la presión y a partir de ahí, construir desde segunda línea con muchos metros para recuperar y sin riesgo próximo si se perdía el balón. Uno de los problemas es que el Barça perdía ayer el esférico muy cerca de su portería, y el Inter, con dos pases, se plantaba en área rival. Ibra debía ser una solución y no lo fue.



El resultado, casi decisivo en cualquier otra eliminatoria, no debe ser sino un mero accidente para el Barcelona que en su Estadio, con la lección aprendida del plan de Mou y recuperando su versión mas poderosa en ambas bandas e introduciendo un alto ritmo de juego con balón debe pasar. Veremos.

martes, 20 de abril de 2010

MOURINHO CONTRA GUARDIOLA


Sueña el Inter, y los madridistas, con la pizarra de Mourinho para eliminar al mejor Barça de la historia. Y aunque la prueba de noviembre señaló distancias estratosféricas entre uno y otro equipo, una semifinal de Champions siempre es distinta. Sobre todo si el portugués está en el banquillo. Mientras Guardiola utiliza su laboratorio para crear fútbol anulando al rival desde el balón, buscando sus flancos débiles para atacar, trata Mourinho de trazar sus planes neutralizando las virtudes del rival desde la defensa sin balón y la recuperación para desesperar al contrario, robar, finalizar y reordenarse. En eso ha mejorado el Inter. Dos mundos distintos. Dos estilos, incluso en las formas. Frente a la humildad “desmedida” de Guardiola está la arrogancia “desmedida” de Mourinho. Poses, al fin y al cabo.


La incógnita de cómo jugará el Inter al Barcelona sigue a escasas horas del partido y todo el mundo espera un as en la manga de Mourinho. Un cambio de sistema, un sistema asimétrico, un invento. Tal vez se conforme el portugués con firmar un empate a cero en San Siro y buscar el pase sin ganar, empatando ambos encuentros pero marcando fuera. La clave de las eliminatorias actuales. Impedir que el rival marque fuera de casa supone un paso en cualquier duelo, máxime si se habla del Barça, pero salir a empatar contra un equipo como el de Guardiola suele ser normalmente la crónica de una muerte anunciada y sobre todo en el Nou Camp, un ejercicio de alto riesgo.

Habrá ojeado Mourinho una y otra vez los videos de los únicos equipos que han sido hasta la fecha capaces de parar al Barcelona y ponerle en jaque, sin mate final; Chelsea, Estudiantes y Espanyol. Los tres tienen un un punto en común; Anulan a Xavi, sufre el Barça. ¿Cómo? Situando un media punta que tape permanentemente al catalán en el inicio de jugada con un clásico 1-4-2-3-1 aunque eso conlleve conceder más libertad a Messi, apostando por 1-4-3-2-1 con una tela de araña que impida las incursiones de Messi por dentro, neutralize a Xavi en la creación pero despeje mucho el camino a Alvés en banda o al mismo Messi si cae a un costado. O, como hizo ya Mourinho en Stamford Bridge, maniatar al Barça desde el 1-4-3-3, desplazando a Etoo a banda y haciendo que el delantero centro (Milito) tape a Xavi en el inicio para dejar luego que se encargue de asfixiarle uno de los pivotes ofensivos. Asfixiar el juego del Barça desde arriba. Propuesta interesante pero de gran desgaste físico, con el peligro de dejar espacios excesivos en una mala sincronización del pressing (al Barça le basta una vez para llegar y matar) y con la necesidad de conservar algo el balón para manejar los tiempos del partido porqué no se puede vivir contra el Barça únicamente del pressing y la finalización rápida. Al final, acabas muriendo en la orilla. Puede incluso sorprender Mou copiando a grandes trazos el planteamiento de Estudiantes, introduciendo tres centrales y liberando a Maicon ante el peligro de que Guardiola busque ese costado.



En la otra esquina Guardiola, estratega ofensivo, que busca el jaque mate desde el juego elaborado, tratará tmb de jugar con Messi o Pedro buscando la banda de Maicon, de perfil ofensivo y donde puede encontrar petróleo el Barça en sus ataques si supera la primera linea de presión. Situar a Keita junto a Xavi para descargar del peso de iniciar el juego al catalán puede ser una apuesta más inteligente que colocar a Busquets y Touré como escuderos.

Propuestas, planteamientos, movimientos posibles, meras especulaciones. El tablero ya está preparado y la partida no ha empezado. Las fichas blancas las tiene el Barça. Favorito claro. Pero ojo a los movimientos de Mou. Partido para grabar. Y sobre todo aprender.

martes, 23 de marzo de 2010

EL DIOS DEL FÚTBOL

El dios del fútbol. Andan los debates futbolísticos de la semana rebuscando en las videotecas para comparar jugadas de uno y otro. Maradona o Messi. Coincidentes en casi todo (argentinos, zurdos,menudos y decisivos), abanderan las nuevas generaciones el Messianismo, dilapidando de un plumazo el reinado de Diego pelusa Maradona. Donde caben dos (Pele y Maradona), caben tres. Tratar de situar un escalón por encima a Messi de Maradona es como aquel alumno que trata siempre de superar al maestro, pero olvidando quien fue su modelo. Messi tiene mucho de Maradona, que no Maradona de Messi. De ahí el valor de la herencia del Diez. Y ahí es donde Diego, en el césped, que no en la vida, merece algo más de respeto. Tal vez sea la edad, o lo que le marca a uno las imágenes que deja grabada la niñez, pero uno sigue siendo Maradoniano porqué con Maradona uno descubrió la grandeza del fútbol. Me resisto a situar un escalón por debajo al pelusa, sobre todo, pensando en sus mundiales. Uno que ganó él y otro donde logró el subcampeonato. Con un equipo plagado de plebeyos, (Pumpido, Batista, Brown, Burruchaga, Cuciuffo, Maradona, Valdano, Enrique, Olarticoechea, Ruggeri), Argentina apareció en México condenado a morir en cuartos frente a selecciones más poderosas. Alemania o Brasil, sin ir más lejos. Pero apareció el Pibe. Firmó una obra de arte, un engaño al destino (la mano de Dios) y nos convirtió a muchos en devotos permanentes del opio del pueblo, el fútbol. Luego, en Italia confirmó su reinado (con ayuda del meta Goycoechea) llevando a una selección todavía más mediocre a la final. Por eso, permitan los Messianistas que les rinda pleitesía, que ponga a Messi a la altura de Maradona aunque tenga que hacer todavía lo mismo que le vi yo hacer a Diego en un Mundial. Y posiblemente lo haga. Mientras tanto, al menos, mantengan la corona. Se puede incluso compartir. Aunque sólo sea un cachito. Y sí, está es mi versión de forofo quinceañero. Perdón por el atrevimiento.

miércoles, 10 de marzo de 2010

NOVENTA MINUTOS EN EL BERNABEU SON MOLTO LONGO....

Europa sentencia al Madrid. Y empezó a morir el equipo blanco por menospreciar al rival y su estilo definido, muy físico. Dejó escapar el equipo de Pellegrini al Lyon con vida tras una ilusionante primera mitad y acabó entregado a la pizarra de Puel y sus buenos movimientos tras el descanso; justo donde empezó a derrumbarse el equipo de Pellegrini. Cosas del fútbol.

Arrancó el Madrid decidido, con la lección aprendida y con un fútbol eléctrico, de circulación rápida, triangulaciones a un toque y mucha verticalidad. Con la linea de presión muy arriba, cada recuperación del Olympique se convertía en una nueva perdida y la velocidad del Madrid en todas sus acciones de ataque impedía al equipo de Puel ni tan siquiera rearmarse. Superaba el Madrid a golpe de tres toques y finalización cualquier intento del Lyon por replegarse. Con 1-0, y un sólo equipo sobre el campo, la eliminatoria parecía muy clara. Pasaba el Madrid y goleaba. Pero sobrevivió el Lyon. A pesar de firmar cuarenta y cinco minutos sin fútbol, entregado al rival y esperando simplemente la ejecución de su sentencia, perdonó el verdugo por dos veces (Higuaín) la muerte al moribundo y lo pagó. Porque el Lyon anduvo por el Bernabeu cuarenta y cinco minutos sin rastro de su pressing, sin tapar lineas de pase, sin asfixia a Guti y con unas muy descoordinadas ayudas entre laterales y centrales. Con Ramos campando a su anchas por la zona de un Cissokho perdido inutilmente en tareas ofensivas, el Madrid se colaba una y otra vez por banda derecha tras cada recuperación. Y esperábamos el segundo. Pero lo que llegó fue el descanso y un decálogo de como amortizar una charla en el intermedio.
Puel echo mano de su pizarra, tomó decisiones sobre el problema principal (el centro del campo francés), protegió su zona izquierda cambiando al central que acompañaba a Cissokho en las coberturas y adelantó unos metros el posicionamiento de su equipo para tratar de ahogar al Madrid desde Lass. Y se apagó el interruptor blanco. Con Granero y Guti con demasiados kilometros en sus botas, Kaká sin capacidad alguna para desequilibrar en la zona de enganche, Lass se erigió en la creación y a partir de ahí el Madrid sólo acumuló perdidas. Cristiano e Higuaín recibían balones con cuenta gotas y el paso de los minutos alejaba un poco más el peligro del área francesa, al tiempo que el Lyon arañaba metros y se atrevía incluso a dominar. Mejorando minuto a minuto su intensidad defensiva, los franceses empezaron a creer en ellos y acabaron de un plumazo con aquello de los noventa minutos en el Bernabeu son "molto longo". Gol de Pjanic. Se acabó el mito.
Con una fortaleza física superior a la suya en la zona ancha, tardó Pellegrini en apretar la tecla e introducir revulsivos. Se antojaba desde fuera imprescindible dar aire al centro del campo cuando la eliminatoria todavía estaba igualada, aunque los sacrificados fuesen Guti y Granero, pues ninguno de los dos llegaba ya al recorrido de ida y vuelta. Subestimó el Madrid al rival, creyó en la inmortalidad de cualquier genialidad de C.Ronaldo pero se olvidó que en Europa marcar fuera de casa es un pasaporte a la gloria. Lo buscó el Lyon y lo encontró, en la segunda mitad, con justicia merced a un genial Lissandro y a dos futbolistas tras su sombra, Delgado y Pjanic. Jaque Mate. Algunos ya deben estar enseñando la foto del culpable......
Y ahora qué? Se encargarán los diarios madrileños de crucificar a Pellegrini, enviarle a la hoguera y finiquitar su ciclo. Equivocó tal vez el chileno el tiempo de los cambios, discutible el de Diarra (¿había otra cosa en el banquillo? pero considero que los proyectos no dependen de un partido, ni tan siquiera de una media parte. Si Higuaín anota las dos que tuvo en la primera parte, el técnico no sería discutido. Si Kaká asumiese mayor protagonismo y justificase su coste en partidos como el de hoy (como sí ha hecho un gran Ronaldo), tal vez el técnico no sería discutido. Si la pelota hubiese entrado antes del descanso, nadie se acordaría hoy de Pellegrini. Siempre hay que buscar un culpable. Y en el Madrid siempre es el mismo. Aunque el sábado contra el Sevilla, algunos hablasen de exhibición. En lo bueno y en lo malo. Eso también era mérito de Pellegrini.

miércoles, 3 de marzo de 2010

LOS CRÍTICOS




El ventajismo de opinar sin respeto sobre los entrenadores. Se ha puesto de moda y es lo que vende. Nos invaden cada mañana con portadas incendiarias cuestionando cualquier decisión del entrenador. Aparecen los profesionales del boligrafo, disfrazados de profesores de la Escuela de Entrenadores y toman partido. Hoy es Pellegrini en Madrid, como lo fue Rikjaard en Barcelona, lo es Mourinho en Milán o Benítez en Liverpool. Entrenadores sobradamente preparados y que deben convivir (va en el sueldo dicen....) día tras día con articulistas de ocasión. Sin carnet, pero con opinión aunque no hayan pisado un vestuario nunca. Olvidan los profesionales del boligrafo, y la ignoran porqué no la conocen, la dificultad de conducir un grupo, el maravilloso reto de gestionar un vestuario, el tiempo para formar un equipo, el día a día de construir algo desde la nada, la dificultad de competir con un contrario, los problemas del día a día, el respeto a un profesional preparado....el sufrimiento de ganar o perder.
Con la doctrina del fútbol elemental, de lo evidente que son las decisiones cuando se juzgan a toro pasado, los críticos de hoy sentencian o exaltan al entrenador de fútbol sin más argumentos que su visión desde fuera, sin conocimientos necesarios, sin respeto. Reducen la visión de su fútbol a atacar o defender, sin analizar el talento de cada equipo, los jugadores que tiene cada cual y la idea que quiere plasmar el entrenador. Rechazan de antemano los equipos demasiado ordenados, porqué limitan el talento y edifican su juego sobre el balance defensivo sin pararse a pensar que cualquier equipo grande ha crecido desde la mejora de su defensa. Ignoran los que sólo hablan de ataque, aquellos que ensalzan al Barcelona y a su entrenador por su fútbol ofensivo (talento), que el primer triunfo de Guardiola ( y tal vez una de sus mayores influencias) fue conseguir intensidad defensiva, pressing tras cada perdida, movimiento sincronizado de todas las lineas en fase defensiva. Convertir estrellas en humildes trabajadores en fase defensiva. Eso les ha hecho grandes. Mantener su capacidad creativa en fase ofensiva para olvidar las jerarquías y convertirse en recuperadores tras la perdida del balón. Y ahí emerge el efecto Guardiola. Porque, más allá del dominio táctico, de sus ideario futbolístico, de su apuesta por el balón y el movimiento, existe en el entrenador del Barcelona una apuesta por el orden y la intensidad defensiva que suponen la clave donde empieza a edificarse el mejor Barcelona. Y ahí es donde empieza la diferencia entre el éxito y el fracaso. Olvidan los críticos, esos que atizan sin descanso a Pellegrini por no seguir el dictado de lo previsible, que el fútbol es un juego de dos fases, ataque y defensa. Y lo primero que también ha conseguido Pellegrini es que el Madrid defienda organizado, con líneas adelantadas, sincronizadas y sin las fisuras de años atrás. Pero eso no vende periódicos.

jueves, 22 de octubre de 2009

RADIOGRAFÍA DE UN EQUIPO EN CONSTRUCCIÓN

No se construyen los equipos desde la impaciencia, desde el resultado a corto plazo o desde la presión del entorno. Vive el Madrid días de zozobra, azotado por las portadas de los medios madrileños que ya dictan sentencia. Dudan de Pellegrini, como no, inmortalizan a Raúl, asfixian a Benzema y dedican demasiado tiempo a quien no está, C. Ronaldo.

Han bastado dos derrotas para que la prensa dilapide la confianza de un entrenador que en tres años en España ha logrado objetivos impensables para el Villarreal y los columnistas de diario, esos que siempre ganan viendo los toros desde la barrera, que dedican elogios o torpedos en función del tirón mediático de cada cual se entreguen a dar la pócima mágica que remedie los males de un equipo sin identidad. Si Pellegrini allí tuvo tiempo, libertad y personalidad, aquí, el tiempo se acaba, la libertad no sabemos si existe y lo único a lo que puede agarrarse es a la personalidad de mantener sus ideas sin dar tumbos en función de lo que piense u opine el entorno. Y claro, a no encerrarse en que todo va bien cuando va mal pero desde su autocrítica, no la que hacen los demás.

Y siendo cierto que el Madrid es un equipo en construcción, no es menos cierto que hace años, muchos más de los que lleva Pellegrini, apenas dos meses, que el Madrid no tiene nada. Es un gigante con pies de barro. Desde el estilo (para que se quería a Wenger sino), desde la paciencia, desde el rumbo fijo, desde la idea de crear algo concreto, los equipos deben empezar a caminar, avanzando y retrocediendo, recogiendo y desechando, hasta dar con la tecla que permita convertir buenos jugadores en equipo.

Opinando desde el respeto de ver las cosas desde fuera, hay carencias que sobresalen y que evidentemente, imagino que se trabajan en mejorarlas aunque tal vez, sólo tal vez, la cuestión sea de planificación:

1- Si el Madrid apuesta, como parece, en llevar el balón a campo contrario para atacar rápido y convertir la circulación horizontal en verticalidad y velocidad, es evidente que debe buscarse continuamente la finalización para dar tiempo a rearmarse, el pressing tras la perdida para evitar que nos ganen la espalda y sobre todo, la transición ofensiva de todas las lineas para juntarse en campo contrario y no partir al equipo,eso que siempre ha sucedido históricamente en Chamartín. ¿Tiene el Madrid los jugadores adecuados para esa fase defensiva?

2- El talento de la zona de creación y finalización es tan indiscutible como discutible es la configuración de un equipo que sólo ataca por dentro, sin amplitud permanente, sin especialistas en banda (sólo Cristiano). Si no hay interiores, debe haber laterales. Y tampoco los hay.

Ramos ataca tan mal como defiende, equivoca casi siempre la elección en el pase (eso es la calidad al fin y al cabo), conduce cuando debe pasar y relentiza muchas veces el ataque del equipo. Además, pierde fiabilidad defensiva por pensar más en ir que en venir, en llegar que en volver lo que hace que llegue tarde, forzado y casi siempre sin tiempo para armarse. No aparecen las ayudas, ni el pressing que retarde el ataque del rival, ni el repliegue que permita respirar.

Y Marcelo? Un futbolista interesante en el bagaje ofensivo pero con una ausencia absoluta de fundamentos defensivos, de zona e intensidad, que hacen que no pueda nunca cumplir en situaciones de máxima dificultad. Porque no entiende de distancias entre la linea, porque nunca está pendiente de su espalda, ni tiene la intensidad necesaria para anticipar, porqué nunca se situa bien corporalmente para defender un 1 x 1, porqué no fija marca a medida que el balón se acerca a portería, porqué no va bien de cabeza……Parece este un empeño perdido e inexplicable. Gastándose 300 millones en reforzar la plantilla, ¿no hay otro lateral en el mercado?. La solución además permitiría liberar al propio Marcelo, que sufre lo indecible en cada embestida rival, en cada centro de banda contraria, en cada balón al area. El tener un buen lateral haría que tal vez las bandas ganasen en solvencia, ganando un interior puro para la causa, el citado Marcelo.

3- Y Raúl. El eterno debate. Raúl sí, Raúl no. El problema de Raúl no es Raúl en si mismo, sino que su presencia lo condicona todo. Condiciona el entorno, proraulista, condiciona el equipo y su forma de jugar y la duda es si condiciona también al entrenador. Porqué juega él y el equipo ya no es simétrico, hay un lado cojo que debe ocuparse, los espacios no se reparten con Benzema, más bien se superponen y lo que el consigue en el haber, el otro delantero casi siempre lo pierde en el debe. La duda es si su presencia ¿ mejora o no al equipo?, incluso ayer, donde fue el rey en el país de los tuertos. Incluso ayer, creo que no.