jueves, 29 de abril de 2010

EL ARTE DEL CATENACCIO

Me impactó por primera vez el catenaccio hará unos 10 años, en la Eurocopa 2000. Italia-Holanda. Corría el minuto 25, Italia se quedó con 10 por expulsión de Zambrota y Holanda disponía de un penalti para adelantarse. Lo falló. Con uno menos, los italianos aplicaron el catenaccio, sobrevivieron a otro penalti en la segunda parte que falló Kluivert y se dedicaron a defender con orden a la mejor Holanda (Overmars, De boer, Kluivert….) hasta forzar los penaltis. 125 minutos de partido. Casi 100 minutos con un hombre menos, sin tirar a puerta contraria, defendiendo con rigor, con experiencia y con fé. Un espectáculo, aunque muchos renieguen del fútbol defensivo. Supieron sufrir, apelaron a la épica y tras 125 minutos de impotencia Holandesa, los italianos se aferraron a Toldo y mandaron a la naranja mecánica para casa en la tanda de penaltis. El factor suerte, indispensable en fútbol. Lo que para muchos era un feo al fútbol, para mi fue una demostración de solidaridad, de esfuerzo, de trabajo colectivo. Ahí empezé a respetar el catenaccio. Y sus valores. Un recurso como otro cualquiera. Un arte, le pese a quien le pese. Porque la gente opina que defender es algo de poco valor. Se equivocan. Defender es un estilo lícito, sobre todo cuando se tiene una renta que mantener. Y es un lujo a la vista ver once jugadores defender como troyanos, como legionarios, como si la vida les fuera en ello. La recompensa es el fin. Y el fin justifica los medios.


Ayer, con pasión de madridista, volví a ver el catennaccio en su máxima esencia. Diez contra el mundo. Contra el mejor equipo del mundo. Achicando balones, perdiendo minuto y medio en cada falta, buscando desesperar al rival y conseguirlo, mantener las distancias defensivas, multiplicar las ayudas al compañero, morir en cada balón. Todo con una renta a favor. No lo olvidemos. Un plan, como otro cualquiera. Una defensa super trabajada, cerrando los pasillos interiores, posicionándose en línea de 6 cuando el balón estaba en banda, saliendo a tapar permanentemente a Xavi cuando recibía, estableciendo prácticamente marcas individuales en el área. Intensidad, solidaridad, coordinación defensiva, ayudas, fé y suerte. Porque la suerte también juega. Y casi siempre va con los italianos. Debe ser que la suerte valora el esfuerzo de las tropas romanas para defender su posición. Como si la vida les fuese en ello.
A cualquier aficionado le gusta ver el fútbol del Barça, a mi también, el fútbol del balón, de posesiones largas y desbordes imposibles, de ritmos colectivos de ataques permanentes y fantasía. Pero como dijo Mendilibar el años pasado al proclamar la superioridad del Chelsea ( y casi lo matan), el fútbol no sólo es tener el balón, no sólo es atacar y controlar el cuero. El control del juego lo tiene quien impone su estilo sobre el contrario. Con y sin balón. Y en los dos partidos el Inter ha impuesto su forma de jugar. En el primero, propiciando perdidas en zona de inicio y salidas rápidas sin dar tiempo al Barça a armar su entramado defensivo (de pressing y recuperación rápida) y ayer en el Camp Nou manejando los tiempos del partido, parando los ataques, cerrando espacios en veinte metros y corriendo lo necesario renunciando a atacar porqué suponía un desgaste de ida y vuelta. Todo sin balón. 75% de posesión frente a 25%. ¿Y qué?. La posesión estéril no es sino un engaño a la vista, una forma tramollista de creer q uno controla el juego pero porqué le dejan. Y es que el 75% de posesión se tradujo en pocas llegadas, pocos tiros, pocas oportunidades. El fin del fútbol de ataque al fin y al cabo. Y frente a un muro, atacar es muy difícil, sobre todo si el ritmo no es constante. No infravaloremos al catenaccio. Gusta o no. Pero es un estilo. Y un estilo ganador. Aunque muchos sigan sin querer verlo.

miércoles, 21 de abril de 2010

PUNTO PARA MOURINHO



En la lona. Trata el barcelonismo de encajar el golpe sufrido y mientras busca la manera de levantarse tras un mal primer asalto, los reflexivos hablan de un Barcelona flojo, los forofos se agarran al “crochet” antirreglamentario para explicar la derrota. Queda el segundo asalto. Y en el rincón de cuadrilatero, con media ceja partida y un dolor inmenso en su línea de flotación, debería el Barça, y el barcelonismo, dejar de exigir responsabilidades al colegiado y analizar sus propios errores. Que los tuvo. Corregir, y olvidarse de lamentar. Porque el fútbol, al fin y al cabo, siempre acaba dando lo que quita. Tarde o temprano. Y el Barcelona tiene la inmensa ventaja de ser mejor que su rival. Ahora toca demostrarlo.


Asomó el Barcelona en San Siro con su credo habitual pero renunciando a su 1-4-3-3 e introduciendo un doble pivote (Xavi, Busquets) con Keita como falso interior izquierdo. Pequeña excentricidad, o respeto a Maicon. Y aunque el dibujo libera a Messi, que arranca desde el centro y se mueve en cualquiera de los costados convirtiendo muchas veces el sistema en 1-4-3-2-1, lo cierto es que el Barça pierde amplitud en una banda, limita su circulación de balón a la conexión Messi-Pedro para desbordar y acumula demasiado músculo en la zona de creación. Eso benefició al Inter, que encontró un filón para las incorporaciones de Maicon sin miedo a su espalda. Con Etoo inmenso en las ayudas, pudo el lateral interista incorporar una y otra vez sin sufrir tras la perdida porque su espacio no fue explotado. Una vez lo hizo Maxwell y llegó el gol. Messi o Pedro volcados en ese costado podrían haber cambiado el partido. Mourinho, que protegió mucho al equipo la primera mitad, liberó a Maicon todavía más en el descanso y sus primeros quince minutos fueron un desdoblamiento continuo. Ahí sufrió el Barça, que fue incapaz de manejar los tiempos del partido, aunque dispusiese del balón.

Más allá del planteamiento de Mou, similar al de Pocchetino o Hiddink, con 1-4-2-3-1, pressing arriba y Sneijder sobre Xavi. Más allá de la disposición junta del conjunto italiano, sin espacios para el pase entre lineas, con ayudas permanentes y colectivas sobre Messi y más allá del impecable trabajo de Lucio y Samuel sobre Ibra, perdió el partido el Barça en la administración de la posesión. Perdidas absurdas en zona de inicio, sobre todo con 0-1, que pillaban siempre al conjunto de Guardiola a contrapie, sin margen para rectificar. Y es que el Inter robaba siempre donde quería, en zona de tres cuartos, donde el Barça buscaba su ensamblaje habitual. Tapado Xavi, el receptor del pase de los centrales era Busquets y el final era una perdida. A diferencia del Espanyol, el Inter robaba y hacía daño porque tiene velocidad, calidad y sobre todo a Milito, capaz de recibir cualquier pelotazo en banda, aguantar el balón y esperar la llegada en diagonales velocisimas de Pandev, Etoo o Sneijder. Cuando el Barça estaba pensando en presionar, el Inter ya había llevado el balón a zonas alejadas de la presión con un pelotazo a Milito y ahí el Barça sufre. Acostumbrado a presionar y robar, poco habituado a replegar para rearmarse, trató el Barcelona de matar el partido sin renunciar a su estilo, con fútbol de toque y posesión pero se olvidó de buscar oxígeno en Ibra. Para situaciones como estas se fichó al sueco, que debió ser receptor de muchos balones para escapar de la presión y a partir de ahí, construir desde segunda línea con muchos metros para recuperar y sin riesgo próximo si se perdía el balón. Uno de los problemas es que el Barça perdía ayer el esférico muy cerca de su portería, y el Inter, con dos pases, se plantaba en área rival. Ibra debía ser una solución y no lo fue.



El resultado, casi decisivo en cualquier otra eliminatoria, no debe ser sino un mero accidente para el Barcelona que en su Estadio, con la lección aprendida del plan de Mou y recuperando su versión mas poderosa en ambas bandas e introduciendo un alto ritmo de juego con balón debe pasar. Veremos.

martes, 20 de abril de 2010

MOURINHO CONTRA GUARDIOLA


Sueña el Inter, y los madridistas, con la pizarra de Mourinho para eliminar al mejor Barça de la historia. Y aunque la prueba de noviembre señaló distancias estratosféricas entre uno y otro equipo, una semifinal de Champions siempre es distinta. Sobre todo si el portugués está en el banquillo. Mientras Guardiola utiliza su laboratorio para crear fútbol anulando al rival desde el balón, buscando sus flancos débiles para atacar, trata Mourinho de trazar sus planes neutralizando las virtudes del rival desde la defensa sin balón y la recuperación para desesperar al contrario, robar, finalizar y reordenarse. En eso ha mejorado el Inter. Dos mundos distintos. Dos estilos, incluso en las formas. Frente a la humildad “desmedida” de Guardiola está la arrogancia “desmedida” de Mourinho. Poses, al fin y al cabo.


La incógnita de cómo jugará el Inter al Barcelona sigue a escasas horas del partido y todo el mundo espera un as en la manga de Mourinho. Un cambio de sistema, un sistema asimétrico, un invento. Tal vez se conforme el portugués con firmar un empate a cero en San Siro y buscar el pase sin ganar, empatando ambos encuentros pero marcando fuera. La clave de las eliminatorias actuales. Impedir que el rival marque fuera de casa supone un paso en cualquier duelo, máxime si se habla del Barça, pero salir a empatar contra un equipo como el de Guardiola suele ser normalmente la crónica de una muerte anunciada y sobre todo en el Nou Camp, un ejercicio de alto riesgo.

Habrá ojeado Mourinho una y otra vez los videos de los únicos equipos que han sido hasta la fecha capaces de parar al Barcelona y ponerle en jaque, sin mate final; Chelsea, Estudiantes y Espanyol. Los tres tienen un un punto en común; Anulan a Xavi, sufre el Barça. ¿Cómo? Situando un media punta que tape permanentemente al catalán en el inicio de jugada con un clásico 1-4-2-3-1 aunque eso conlleve conceder más libertad a Messi, apostando por 1-4-3-2-1 con una tela de araña que impida las incursiones de Messi por dentro, neutralize a Xavi en la creación pero despeje mucho el camino a Alvés en banda o al mismo Messi si cae a un costado. O, como hizo ya Mourinho en Stamford Bridge, maniatar al Barça desde el 1-4-3-3, desplazando a Etoo a banda y haciendo que el delantero centro (Milito) tape a Xavi en el inicio para dejar luego que se encargue de asfixiarle uno de los pivotes ofensivos. Asfixiar el juego del Barça desde arriba. Propuesta interesante pero de gran desgaste físico, con el peligro de dejar espacios excesivos en una mala sincronización del pressing (al Barça le basta una vez para llegar y matar) y con la necesidad de conservar algo el balón para manejar los tiempos del partido porqué no se puede vivir contra el Barça únicamente del pressing y la finalización rápida. Al final, acabas muriendo en la orilla. Puede incluso sorprender Mou copiando a grandes trazos el planteamiento de Estudiantes, introduciendo tres centrales y liberando a Maicon ante el peligro de que Guardiola busque ese costado.



En la otra esquina Guardiola, estratega ofensivo, que busca el jaque mate desde el juego elaborado, tratará tmb de jugar con Messi o Pedro buscando la banda de Maicon, de perfil ofensivo y donde puede encontrar petróleo el Barça en sus ataques si supera la primera linea de presión. Situar a Keita junto a Xavi para descargar del peso de iniciar el juego al catalán puede ser una apuesta más inteligente que colocar a Busquets y Touré como escuderos.

Propuestas, planteamientos, movimientos posibles, meras especulaciones. El tablero ya está preparado y la partida no ha empezado. Las fichas blancas las tiene el Barça. Favorito claro. Pero ojo a los movimientos de Mou. Partido para grabar. Y sobre todo aprender.