martes, 23 de marzo de 2010

EL DIOS DEL FÚTBOL

El dios del fútbol. Andan los debates futbolísticos de la semana rebuscando en las videotecas para comparar jugadas de uno y otro. Maradona o Messi. Coincidentes en casi todo (argentinos, zurdos,menudos y decisivos), abanderan las nuevas generaciones el Messianismo, dilapidando de un plumazo el reinado de Diego pelusa Maradona. Donde caben dos (Pele y Maradona), caben tres. Tratar de situar un escalón por encima a Messi de Maradona es como aquel alumno que trata siempre de superar al maestro, pero olvidando quien fue su modelo. Messi tiene mucho de Maradona, que no Maradona de Messi. De ahí el valor de la herencia del Diez. Y ahí es donde Diego, en el césped, que no en la vida, merece algo más de respeto. Tal vez sea la edad, o lo que le marca a uno las imágenes que deja grabada la niñez, pero uno sigue siendo Maradoniano porqué con Maradona uno descubrió la grandeza del fútbol. Me resisto a situar un escalón por debajo al pelusa, sobre todo, pensando en sus mundiales. Uno que ganó él y otro donde logró el subcampeonato. Con un equipo plagado de plebeyos, (Pumpido, Batista, Brown, Burruchaga, Cuciuffo, Maradona, Valdano, Enrique, Olarticoechea, Ruggeri), Argentina apareció en México condenado a morir en cuartos frente a selecciones más poderosas. Alemania o Brasil, sin ir más lejos. Pero apareció el Pibe. Firmó una obra de arte, un engaño al destino (la mano de Dios) y nos convirtió a muchos en devotos permanentes del opio del pueblo, el fútbol. Luego, en Italia confirmó su reinado (con ayuda del meta Goycoechea) llevando a una selección todavía más mediocre a la final. Por eso, permitan los Messianistas que les rinda pleitesía, que ponga a Messi a la altura de Maradona aunque tenga que hacer todavía lo mismo que le vi yo hacer a Diego en un Mundial. Y posiblemente lo haga. Mientras tanto, al menos, mantengan la corona. Se puede incluso compartir. Aunque sólo sea un cachito. Y sí, está es mi versión de forofo quinceañero. Perdón por el atrevimiento.

miércoles, 10 de marzo de 2010

NOVENTA MINUTOS EN EL BERNABEU SON MOLTO LONGO....

Europa sentencia al Madrid. Y empezó a morir el equipo blanco por menospreciar al rival y su estilo definido, muy físico. Dejó escapar el equipo de Pellegrini al Lyon con vida tras una ilusionante primera mitad y acabó entregado a la pizarra de Puel y sus buenos movimientos tras el descanso; justo donde empezó a derrumbarse el equipo de Pellegrini. Cosas del fútbol.

Arrancó el Madrid decidido, con la lección aprendida y con un fútbol eléctrico, de circulación rápida, triangulaciones a un toque y mucha verticalidad. Con la linea de presión muy arriba, cada recuperación del Olympique se convertía en una nueva perdida y la velocidad del Madrid en todas sus acciones de ataque impedía al equipo de Puel ni tan siquiera rearmarse. Superaba el Madrid a golpe de tres toques y finalización cualquier intento del Lyon por replegarse. Con 1-0, y un sólo equipo sobre el campo, la eliminatoria parecía muy clara. Pasaba el Madrid y goleaba. Pero sobrevivió el Lyon. A pesar de firmar cuarenta y cinco minutos sin fútbol, entregado al rival y esperando simplemente la ejecución de su sentencia, perdonó el verdugo por dos veces (Higuaín) la muerte al moribundo y lo pagó. Porque el Lyon anduvo por el Bernabeu cuarenta y cinco minutos sin rastro de su pressing, sin tapar lineas de pase, sin asfixia a Guti y con unas muy descoordinadas ayudas entre laterales y centrales. Con Ramos campando a su anchas por la zona de un Cissokho perdido inutilmente en tareas ofensivas, el Madrid se colaba una y otra vez por banda derecha tras cada recuperación. Y esperábamos el segundo. Pero lo que llegó fue el descanso y un decálogo de como amortizar una charla en el intermedio.
Puel echo mano de su pizarra, tomó decisiones sobre el problema principal (el centro del campo francés), protegió su zona izquierda cambiando al central que acompañaba a Cissokho en las coberturas y adelantó unos metros el posicionamiento de su equipo para tratar de ahogar al Madrid desde Lass. Y se apagó el interruptor blanco. Con Granero y Guti con demasiados kilometros en sus botas, Kaká sin capacidad alguna para desequilibrar en la zona de enganche, Lass se erigió en la creación y a partir de ahí el Madrid sólo acumuló perdidas. Cristiano e Higuaín recibían balones con cuenta gotas y el paso de los minutos alejaba un poco más el peligro del área francesa, al tiempo que el Lyon arañaba metros y se atrevía incluso a dominar. Mejorando minuto a minuto su intensidad defensiva, los franceses empezaron a creer en ellos y acabaron de un plumazo con aquello de los noventa minutos en el Bernabeu son "molto longo". Gol de Pjanic. Se acabó el mito.
Con una fortaleza física superior a la suya en la zona ancha, tardó Pellegrini en apretar la tecla e introducir revulsivos. Se antojaba desde fuera imprescindible dar aire al centro del campo cuando la eliminatoria todavía estaba igualada, aunque los sacrificados fuesen Guti y Granero, pues ninguno de los dos llegaba ya al recorrido de ida y vuelta. Subestimó el Madrid al rival, creyó en la inmortalidad de cualquier genialidad de C.Ronaldo pero se olvidó que en Europa marcar fuera de casa es un pasaporte a la gloria. Lo buscó el Lyon y lo encontró, en la segunda mitad, con justicia merced a un genial Lissandro y a dos futbolistas tras su sombra, Delgado y Pjanic. Jaque Mate. Algunos ya deben estar enseñando la foto del culpable......
Y ahora qué? Se encargarán los diarios madrileños de crucificar a Pellegrini, enviarle a la hoguera y finiquitar su ciclo. Equivocó tal vez el chileno el tiempo de los cambios, discutible el de Diarra (¿había otra cosa en el banquillo? pero considero que los proyectos no dependen de un partido, ni tan siquiera de una media parte. Si Higuaín anota las dos que tuvo en la primera parte, el técnico no sería discutido. Si Kaká asumiese mayor protagonismo y justificase su coste en partidos como el de hoy (como sí ha hecho un gran Ronaldo), tal vez el técnico no sería discutido. Si la pelota hubiese entrado antes del descanso, nadie se acordaría hoy de Pellegrini. Siempre hay que buscar un culpable. Y en el Madrid siempre es el mismo. Aunque el sábado contra el Sevilla, algunos hablasen de exhibición. En lo bueno y en lo malo. Eso también era mérito de Pellegrini.

miércoles, 3 de marzo de 2010

LOS CRÍTICOS




El ventajismo de opinar sin respeto sobre los entrenadores. Se ha puesto de moda y es lo que vende. Nos invaden cada mañana con portadas incendiarias cuestionando cualquier decisión del entrenador. Aparecen los profesionales del boligrafo, disfrazados de profesores de la Escuela de Entrenadores y toman partido. Hoy es Pellegrini en Madrid, como lo fue Rikjaard en Barcelona, lo es Mourinho en Milán o Benítez en Liverpool. Entrenadores sobradamente preparados y que deben convivir (va en el sueldo dicen....) día tras día con articulistas de ocasión. Sin carnet, pero con opinión aunque no hayan pisado un vestuario nunca. Olvidan los profesionales del boligrafo, y la ignoran porqué no la conocen, la dificultad de conducir un grupo, el maravilloso reto de gestionar un vestuario, el tiempo para formar un equipo, el día a día de construir algo desde la nada, la dificultad de competir con un contrario, los problemas del día a día, el respeto a un profesional preparado....el sufrimiento de ganar o perder.
Con la doctrina del fútbol elemental, de lo evidente que son las decisiones cuando se juzgan a toro pasado, los críticos de hoy sentencian o exaltan al entrenador de fútbol sin más argumentos que su visión desde fuera, sin conocimientos necesarios, sin respeto. Reducen la visión de su fútbol a atacar o defender, sin analizar el talento de cada equipo, los jugadores que tiene cada cual y la idea que quiere plasmar el entrenador. Rechazan de antemano los equipos demasiado ordenados, porqué limitan el talento y edifican su juego sobre el balance defensivo sin pararse a pensar que cualquier equipo grande ha crecido desde la mejora de su defensa. Ignoran los que sólo hablan de ataque, aquellos que ensalzan al Barcelona y a su entrenador por su fútbol ofensivo (talento), que el primer triunfo de Guardiola ( y tal vez una de sus mayores influencias) fue conseguir intensidad defensiva, pressing tras cada perdida, movimiento sincronizado de todas las lineas en fase defensiva. Convertir estrellas en humildes trabajadores en fase defensiva. Eso les ha hecho grandes. Mantener su capacidad creativa en fase ofensiva para olvidar las jerarquías y convertirse en recuperadores tras la perdida del balón. Y ahí emerge el efecto Guardiola. Porque, más allá del dominio táctico, de sus ideario futbolístico, de su apuesta por el balón y el movimiento, existe en el entrenador del Barcelona una apuesta por el orden y la intensidad defensiva que suponen la clave donde empieza a edificarse el mejor Barcelona. Y ahí es donde empieza la diferencia entre el éxito y el fracaso. Olvidan los críticos, esos que atizan sin descanso a Pellegrini por no seguir el dictado de lo previsible, que el fútbol es un juego de dos fases, ataque y defensa. Y lo primero que también ha conseguido Pellegrini es que el Madrid defienda organizado, con líneas adelantadas, sincronizadas y sin las fisuras de años atrás. Pero eso no vende periódicos.